El Descenso Internacional del Sella

Hablar de la historia del Descenso Internacional del Sella es hablar de Dionisio de la Huerta, un catalán de padre asturiano y madre catalana que fue el verdadero precursor y propulsor del Descenso Internacional del Sella. Fue un hombre muy inteligente y un auténtico visionario adelantado a su época. Dionisio pasaba los veranos en Asturias, cerca de Infiesto donde su padre había construido una casa. En el verano de 1929, en compañía de dos amigos (Manés Fernández y Benigno Morán), cogió dos embarcaciones que había traído de Barcelona y con otra más que construyó Manés, bajaron desde el Puente de Coya hasta el de Infiesto, entre los que distan unos 5 kilómetros.

En agosto de 1930, se celebra el primer descenso-excursión, que tuvo lugar entre el Puente de Pialla en Infiesto hasta Soto de Dueñas, en un trayecto de unos 14 kilómetros. Dionisio fue acompañado en esta aventura por Alfonso Argüelles y Manés Fernández.

En 1931, ya fueron más los acompañantes, y el trayecto fue desde Soto de Dueñas hasta la desembocadura del río Piloña en el Sella, es decir, en Arriondas y continuando hasta Ribadesella, en un total de 25 kilómetros de recorrido.

Es en 1932 cuando se establece la salida en Arriondas y la meta en Ribadesella. En este año, Dionisio establece que el descenso sea en sábado, puesto que era el día en que más gente podría verlos ya que coincidía con el día de mercado en Arriondas. A partir de entonces, se celebra el primer sábado después del día 2 de agosto. Entre los invitados había palistas de Ribadesella y otros de Gijón que presumían de ser los mejores, esto hizo que lo que había sido una excursión, se convirtiera en una competición en toda regla. En este primer Descenso Oficial del Seslla participaron 13 piraguas: 8 de Gijón, 2 de Ribadesella, 2 de Infiesto y 1 de Oviedo. Después de casi dos horas, los vencedores fueron Antón Durán  y César Sánchez de Ribadesella.